¡Buenos días!
La primavera, con su delirio
multicolor cual brillante prisma, ayuda a mis matutinos, siempre con hambre de
ver lo que nos rodea, aparte de con vitalidad y optimismo desbordantes, desde
diferentes ángulos y con diversos filtros de color, para hacérnoslo
multifacético, como tiene que ser, y así también es efectivamente, aunque a
veces no queramos verlo. Sigue haciendo sol y calor (máxima prevista para hoy
de 27ºC), a la espera del anhelado refrescamiento previsto para mañana (breve
paréntesis de un par de días), que ya me hartaba tanta calorina de fuera de
estación.
Este fin de semana estuve en
el cine viendo "Los ojos amarillos de los cocodrilos"
("Les yeux jaunes des crocodiles"), de Cécile Telerman, y con Julie
Depardieu, Emmanuelle Béart, Alice Isaaz, Patrick Bruel, Jacques Weber, y Quim
Gutiérrez. Está basada en la novela homónima de Katherine Pancol. Es la tercera
película de esta directora, de quien anteriormente había visto su primera,
"¿Por qué las mujeres siempre queremos más?" ("Tout pour
plaire", 2005).
Una mujer de cuarenta años,
una historiadora especializada en el siglo XII, casada y con dos hijas, llena
de inseguridades y que se minusvalora (como también hacen con ella su madre y
hermana, y otros familiares, quienes no paran de machacarla a la primera
oportunidad), echa a su marido de casa, quien ha perdido su empleo, no
encuentra trabajo, y la engaña con otra, y termina por encontrar trabajo en el
extranjero como capataz de una granja de cocodrilos. Acuciada por las muchas
deudas que su ex le ha dejado, debe pluriemplearse para mantener el hogar. Su
bella y adinerada hermana, el ojito derecho de su madre, también casada, es una
especie de mujer florero consciente de la vacuidad de su aburrida vida. Ésta,
una noche de cena con sus amigos, para no ser menos, presume de que está
escribiendo una novela ambientada en la Edad Media (s.XII), cuando en realidad
es incapaz de hilar dos frases seguidas por escrito. Acorralada por su propia
mentira, decide proponer a su hermana que la escriba a cambio de cubrir todas
sus deudas, mientras ella figure como autora. Pero la novela obtiene un
fulgurante e inesperado éxito, cambiando sus vidas.
Estupenda historia, con gran
cantidad de personajes y peripecias, aunque se centra en las dos hermanas y su
relación de manipulación y también cierta complicidad, que me dejó un agradable
regusto a pesar de la gran cantidad de temas que se desarrollan, a algunos
flecos deshilachados (subtramas poco desarrolladas), y a que no sé muy bien qué
pintaban los cocodrilos y sus ojos. Este melodrama nos habla de mezquindad
familiar, que probablemente hunda sus raíces en una mala educación durante la
infancia y de como esta especie de patito feo o Cenicienta moderna (con su
madre madrastra y hermana hermanastra) consigue cambiar su modo inseguro de ser
(y su vida entera) gracias precisamente a ese ruin modo de proceder de su
hermana, cosa que de otro modo, muy probablemente, no hubiera conseguido de no
haber sucedido las cosas tal como sucedieron (su libro jamás habría visto la
luz si su hermana no la hubiera manipulado); así que, como dice el sabio
refrán:
- "No hay mal que por bien no
venga".
Pues tras este refrán,
seguimos de sabiduría ajena, con más citas que seguro nos hacen ver la vida de
otro modo, y con otros colores, desde luego sin vacuos amarillismos:
- "En este mundo traidor,
nada es verdad ni mentira,
todo es según el color
del cristal con que se
mira". (Ramón de Campoamor).
- "Los cocodrilos vierten lágrimas cuando
devoran a sus víctimas. He ahí su sabiduría". (Sir Francis Bacon).
- "Los ojos no sirven de nada a un
cerebro ciego". (Proverbio árabe).
Besos y abrazos,
Don.
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