viernes, 18 de diciembre de 2009

¿Cómo se celebran los matutinos?

¡Buenos días!

Pues no lo sé cómo, supongo que seguir escribiéndolos es el mejor homenaje, mientras celebro la hermosura que nos rodea mirando a través de los ventanales a mi bien amada ribera del Arlanzón. En definitiva, que hay que celebrar todos y cada uno de los días, no necesariamente en Navidad u otras fechas señaladas, que como ocurría en "Alicia en el país de las maravillas", de Lewis Carroll, ante la ingenua pregunta de Alicia a uno de los personajes de que por qué ellos celebraban los no cumpleaños en lugar de los cumpleaños, éste respondió con otra pregunta, que más o menos era: "¿Porqué celebrar tan solo un día de cumpleaños al año pudiendo celebrar 364 días de no cumpleaños?

Por lo demás, sigue la celebración invernal, con algo de alharaca, pues sigue neviscando a ratos mientras los operarios municipales se afanan en limpiar las calles y aceras de la gruesa manta de nieve que todavía arropa la ciudad (-1ºC este mediodía y -6ºC anoche cuando salía del cine a eso de las 22:30).

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo otro de los films que se programan en el Aula de Cine de la Universidad de Burgos. Esta vez se trató de la película rumana "Como celebré el fin del mundo" ("Cum mi-am petrecut sfarsitul lumii"), de Catalin Mitulescu, y con Dorotheea Petre y Timotei Duma. En Bucarest, en 1989, durante el último año del dictador Ceausescu, una adolescente, que vive con sus padres y su hermano pequeño de 7 años, estando junto a su novio en la escuela, rompe accidentalmente un busto del dictador. Ella se niega a hablar y es expulsada y enviada a un reformatorio. Allí conoce a otro joven de su edad que está pensando en huir del país cruzando a nado el Danubio y ella decide acompañarle. El hermano pequeño, desconsolado por perder a su querida hermana, planea entre infantiles juegos el magnicidio de Ceaucescu, a quien echa la culpa por la pérdida de su querida hermana.

Esta tragicomedia, que ni me conmovió ni me divirtió, muy desconcertante por los continuos saltos y tirones de su estilo narrativo, y que en definitiva no me gustó, retrata la asfixiante represión cotidiana de cualquier dictadura, y la amarga resignación del pueblo llano en ese deprimente ambiente social, con ciertos toques de realismo mágico aportados por los juegos e imaginaciones del pequeño hermano.

Ahora un poquito de sabiduría ajena con la que celebrar el fin de este matutino:

- "El que es bueno en la familia es también un buen ciudadano". (Sófocles).

- "En materia de gobierno todo cambio es sospechoso, aunque sea para mejorar". (Bacon).

- "Las verdaderas columnas de la sociedad son la verdad y la libertad". (Ibsen).

- "La vieja práctica de los tiranos es usar una parte del pueblo para tener sometida a la otra parte". (Thomas Jefferson).

- "Los abusos son como los viejos caducos: llega un tiempo en que dejan de infundir respeto". (Edmund Burke).

- "Un país habrá llegado al máximo de civismo cuando en él se puedan celebrar partidos de fútbol sin árbitros". (José Luis Coll).

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios: