lunes, 14 de diciembre de 2009

Ventanas a los matutinos

¡Buenos días!

Estos ventanales a través de los cuales veo cada mañana el esplendor ribereño son tan solo la primera puerta a través de la cual me llega su fulgurante hermosura, que la ventana esencial son mis ojos, en realidad mi mente, que es quien los maneja y decide con lo que se queda de cada cosa que ve. Por lo demás, desde ayer mismo, se nos ha abierto otra vez una ventana al más canónico invierno dentro de este otoño ya casi en ruinas que nos abandonará justo en una semanita, el próximo lunes 21 a eso de las 18:47. Lleva toda la gris mañana neviscando hasta bien pasado el mediodía, aunque tan solo se ha acumulado en torno a 1 centímetro de nieve, con desazonante ventarrón cada vez que giras una esquina, y temperatura de 0ºC al mediodía (la máxima prevista es de 1ºC, con una mínima de -5ºC).

Este fin de semana estuve en el cine viendo "La ventana", de Carlos Sorín, y con Antonio Larreta, quien además de actor es dramaturgo, escritor (ganó el premio Planeta en 1980) y guionista de cine y televisión. De Carlos Sorín, es la tercera película que veo, tras "Historias mínimas" (2002) y "Bombón, el perro" (2005), cuyos matutinos podéis ver más abajo, todas muy buenas, especialmente "Historias mínimas", una pequeña delicia que os recomiendo encarecidamente. Este Carlos Sorín es especialista en historias mínimas, películas muy simples y sin artificios, en las que aparentemente pasa muy poco, llenas de pequeños detalles, pero que dejan un gran poso emocional.

En "La ventana" se nos cuenta como un anciano octogenario, postrado en cama por un reciente ataque cardíaco, espera ilusionado, y tratando de cuidar hasta el último detalle, la visita de su hijo a quien no ve desde hace muchos años. Se desarrolla entre un amanecer y un atardecer, y nos narra las últimas horas de alguien a quien la vida se le apaga mientras va recuperando recuerdos casi olvidados. Esta muy buena película, también nos habla del regreso a la infancia hacia el final de nuestras vidas, de la lejanía en los afectos y la consecuente soledad.

Ahora, abramos una ventana a la sabiduría ajena, que seguro nos traerá aire fresco con el que sacarnos de eventuales ahogos anímicos:

- "Cuando estés de noche en tu alcoba, aun cuando tengas las puertas y las ventanas cerradas y apagada la luz, no digas que estás solo: nunca se está solo". (Epicteto).

- "El pensamiento no es más que un relámpago en medio de una larga noche. Pero ese relámpago lo es todo". (Henri Poincaré).

- "La vida es, fundamentalmente, ilusión, y la poesía no sería nada si no fuera ilusión. Tan apegados nos mantenemos a la ilusión, que muchas veces, leyendo un poema cualquiera, descubrimos en él bastante más de lo que en ese poema existe". (Azorín).

- "Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza". (Jean Jacques Rousseau).

- "El horizonte está en los ojos y no en la realidad". (Ángel Ganivet).

- "Dios ponga a mi alcance libros
aunque viva prisionero;
asomado a esas ventanas,
no me acobardan encierros". (Eduardo Marquina).

Besos y abrazos,

Don.

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Matutino bombón
(Martes, 18 de enero de 2005)

¡Buenos días!

Seguimos con similares temperaturas que ayer, pero peores sensaciones térmicas, debido a la niebla que se nos instaló en la tarde de ayer y que comienza a levantar este mediodía, y también debido a la insoportable brisilla neblinosa. La ribera está como siempre, hecha un bombón, esta vez envuelto en neblinoso celofán, listo para ser desenvuelto y saboreado a la vivificante luz del sol. Y de cuando en cuando, veo pasar a mi lado, tan solo separados de mí por la barrera cristalina de mi ventanal, a bomboncitos embutidos en sus abrigos, taconeando y meneando cadenciosamente sus caderas, meneos que refulgen en mis cristalinos camino de mis neuronas.

Pues ayer por la tarde estuve en el cine viendo la película argentina "Bombón, el perro", de Carlos Sorin, y con Juan Villegas y Walter Donado, actores no profesionales ambos que se interpretan a sí mismos. Deliciosa, natural y entrañable historia de gente sencilla y sin dobleces en la desolada Patagonia. La peripecia de un tipo desempleado que por azares del destino acaba de dueño de un perro: un dogo argentino con pedigree, cuyo nombre es Bombón Lechien. Otra historia mínima de Carlos Sorin, como las que también se contaban en la también estupenda película "Historias mínimas", su anterior film.

La especie de moraleja que extraje de esta historia es que nunca desechemos lo aparentemente inútil (sea esto personas, animales u objetos), que siempre nos puede dar una inesperada sorpresa. Una película que me produjo cosquilleos emocionales en las neuronas: cosas de la inteligencia emocional, muy especialmente hacia el principio y el final. Cosa rara esta de que al principio me cautive de esa manera una película; a mí, que en general soy tardo en reaccionar a los estímulos.

Si os gustan los perros y las historias sin artificios, os la recomiendo encarecidamente, aunque creo que en Madrid ya no la echan (la estrenaron en octubre, creo), y no sé en el resto de lugares ... salvo Burgos, obviamente ...

Como siempre, os regalo ahora unos bomboncitos de sabiduría ajena, que os ayuden a tratar de endulzar la a veces amarga vida que nos toca lidiar; y como sucede con frecuencia, con cierta relación con lo que ocurre en el film:

- "Dar, es señoría; recibir, pobretería". (refrán).

- "La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces". (Rousseau).

- "Ya solo interesa lo nuevo, y así las cosas, tan peligroso es obstinarse en un hábito como meritorio porfiar en cualquier empresa". (William Shakespeare).

- "La amistad es el amor vestido de paisano; un préstamo a fondo perdido y ausente de intereses; los ojos que miran donde miran los nuestros". (Antonio Gala).

Besos y abrazos,

Don.

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Mínimo matutino
(Jueves, 19 de diciembre de 2002)

¡Buenos días!

No sé si conseguiré minimizar el tamaño de mis matutinos, pero yo creo que son ya de por sí bastante mínimos, pues podrían maximizarse hasta llegar a ser casi, casi encíclicas papales. De hecho, algunos días me tengo que cortar, pues si me dejara llevar, mi verborrea ..... digo, "teclarrea", no tendría fin. En fin, esperemos que estos mínimos días de agradabilísimas temperaturas, que me permiten ir casi en mangas de camisa en esta habitualmente gélida Burgos, en el ya casi incipiente invierno, se prolonguen en nuestros interiores a modo de braserito emocional.

Ayer estuve en el cine una magnífica película, "Historias mínimas" de Carlos Sorin, producción hispano-argentina que ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de San Sebastian. Película de mínimo presupuesto y pretensiones, pero de máximos logros, y máxima satisfacción (la que me produjo), rodada con solo dos actores profesionales (el resto son aficionados) y que nos cuenta las historias de tres personajes pintorescos a la par que normales y corrientes (como cada uno de nosotros): un viajante de comercio, un entrañable abuelete y un ama de casa, en un desolado pueblito de la árida Patagonia argentina, y de su camino hacia la ciudad, y de todos los personajes que van encontrando por el camino, todos entrañables. Es una especie de road movie que a ratos me recordo a "Una historia verdadera", de David Lynch, otra excepcional película.

Y la racioncita de sabiduría ajena para hoy:

- "El que se sea feliz o no depende de las preocupaciones que se tengan. El que la desventura venga o no, depende de lo disperso que se encuentre el corazón. Ser rectos, pero no excederos en los límites" (Hong Yinming).

- "Teóricamente, existe una posibilidad de felicidad perfecta: no esforzarse por conseguirla, y creer en lo que hay de indestructible en uno mismo" (Franz Kafka).

Un razonamiento nada kafkiano. Ciertamente este Kafka tiene razón. Besos y abrazos,

Don.
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