¡Buenos días!
Tras varios días de
melancólica lluvia parece que el sol quiere abrirse un camino entre las nubes
por un rato. Ilusionado, deseo que nos revitalice ante nuevos chaparrones por
venir, producto del tren sin fin de borrascas que nos están aguando
últimamente, lluvias que, sin embargo y también, nos regarán de bienestar
cuando tengamos que recoger sus frutos madurados al sol por venir, anhelo nada
quimérico.
Este fin de semana estuve en
el cine viendo una película que desde ya os recomiendo muy, pero que muy
encarecidamente que vayáis a ver. Se trató de "Nebraska",
de Alexander Payne, y con Bruce Dern, Will Forte, y June Squibb. Sexto largo de
este magistral director, de quien me han entusiasmado todos los suyos que he
visto, sus tres últimos: "Los descendientes" ("The
descendants", 2011),
"Entre copas" ("Sideways", 2004),
y "A propósito de Schmidt" ("About Schmidt", 2002),
siempre por ese particular modo suyo de mirar nuestros comportamientos. Me
faltan por ver sus dos primeros largos, "Election" (1999) y
"Ruth, una chica sorprendente" ("Citizen Ruth", 1996).
Un taciturno anciano,
alcohólico y con síntomas de demencia senil, recibe por correo una carta publicitaria
en la que le anuncian que ha ganado un premio de un millón de dólares, y todo
lo que tiene que hacer es suscribirse a una revista. Con la absoluta creencia
de que se ha hecho millonario decide viajar desde Montana, donde vive, hasta
Nebraska, a más de mil kilómetros, para tratar de cobrar el premio, ante las
continuas protestas de su socarrona esposa. Como no tiene coche va caminando,
pero es detenido casi nada más comenzar todas las veces que lo intenta. Su hijo
pequeño, con quien hace años que no se trata, convencido de que la terquedad de
su padre no cejará, se ofrece al final a llevarlo en coche. Por el camino,
cerca de su destino, pararán por un accidente, en el pueblo natal de todos,
donde se reunirá toda la familia.
Maravillosa película, rozando
asintóticamente el diez, de preciosismo formal, una historia melancólica y
trufada de socarrona comedia, una road movie sobre la búsqueda por parte del
padre de una quimera, pero que en realidad es el encuentro de un padre y un
hijo tras años de ausencia y desencuentro, y un viaje de descubrimiento de la
historia familiar, y de ilusión y autoestima de un padre que parece estar de
vuelta de todo. Por algunas escenas me recordó a esa otra obra maestra, a la
que también parece homenajear, que es para mí "Una historia
verdadera" ("The Straight story", 1999), de David Lynch.
Ahora algo de sabiduría
ajena que seguro nos ayuda a extraer de las quimeras el necesario conocimiento:
- "Quien se empeña en pegarle una pedrada
a la Luna no lo conseguirá, pero terminará sabiendo manejar la
honda". (Proverbio árabe).
- "La esperanza no es ni realidad ni
quimera. Es como los caminos de la Tierra: sobre la Tierra no había caminos;
han sido hechos por el gran número de transeúntes". (Lu Xun).
- "Yo no me encuentro a mí mismo donde me
busco, me encuentro por sorpresa cuando menos me lo espero". (Montaigne).
- "En los ojos del padre leyó también el
deseo de recorrer el mundo. Un deseo que aún persistía, a pesar de las decenas
de años que había intentado sepultarlo con agua, comida y el mismo lugar para
dormir todas las noches". (Paulo
Coelho).
- "No se puede envejecer sin haber
recogido un poco de dolor del mundo, porque es lo mismo que llegar a la vejez
sin dignidad". (Claudio de la
Torre).
- "Existe la dignidad de envejecer como
se ha vivido". (Henri Simon).
Besos y abrazos,
Don.
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