lunes, 10 de febrero de 2014

Quimera matutina

¡Buenos días!

Tras varios días de melancólica lluvia parece que el sol quiere abrirse un camino entre las nubes por un rato. Ilusionado, deseo que nos revitalice ante nuevos chaparrones por venir, producto del tren sin fin de borrascas que nos están aguando últimamente, lluvias que, sin embargo y también, nos regarán de bienestar cuando tengamos que recoger sus frutos madurados al sol por venir, anhelo nada quimérico.

Este fin de semana estuve en el cine viendo una película que desde ya os recomiendo muy, pero que muy encarecidamente que vayáis a ver. Se trató de "Nebraska", de Alexander Payne, y con Bruce Dern, Will Forte, y June Squibb. Sexto largo de este magistral director, de quien me han entusiasmado todos los suyos que he visto, sus tres últimos: "Los descendientes" ("The descendants", 2011), "Entre copas" ("Sideways", 2004), y "A propósito de Schmidt" ("About Schmidt", 2002), siempre por ese particular modo suyo de mirar nuestros comportamientos. Me faltan por ver sus dos primeros largos, "Election" (1999) y "Ruth, una chica sorprendente" ("Citizen Ruth", 1996).

Un taciturno anciano, alcohólico y con síntomas de demencia senil, recibe por correo una carta publicitaria en la que le anuncian que ha ganado un premio de un millón de dólares, y todo lo que tiene que hacer es suscribirse a una revista. Con la absoluta creencia de que se ha hecho millonario decide viajar desde Montana, donde vive, hasta Nebraska, a más de mil kilómetros, para tratar de cobrar el premio, ante las continuas protestas de su socarrona esposa. Como no tiene coche va caminando, pero es detenido casi nada más comenzar todas las veces que lo intenta. Su hijo pequeño, con quien hace años que no se trata, convencido de que la terquedad de su padre no cejará, se ofrece al final a llevarlo en coche. Por el camino, cerca de su destino, pararán por un accidente, en el pueblo natal de todos, donde se reunirá toda la familia.

Maravillosa película, rozando asintóticamente el diez, de preciosismo formal, una historia melancólica y trufada de socarrona comedia, una road movie sobre la búsqueda por parte del padre de una quimera, pero que en realidad es el encuentro de un padre y un hijo tras años de ausencia y desencuentro, y un viaje de descubrimiento de la historia familiar, y de ilusión y autoestima de un padre que parece estar de vuelta de todo. Por algunas escenas me recordó a esa otra obra maestra, a la que también parece homenajear, que es para mí "Una historia verdadera" ("The Straight story", 1999), de David Lynch.

Ahora algo de sabiduría ajena que seguro nos ayuda a extraer de las quimeras el necesario conocimiento:

 - "Quien se empeña en pegarle una pedrada a la Luna no lo conseguirá, pero terminará sabiendo manejar la honda".  (Proverbio árabe).

 - "La esperanza no es ni realidad ni quimera. Es como los caminos de la Tierra: sobre la Tierra no había caminos; han sido hechos por el gran número de transeúntes".  (Lu Xun).

 - "Yo no me encuentro a mí mismo donde me busco, me encuentro por sorpresa cuando menos me lo espero".  (Montaigne).

 - "En los ojos del padre leyó también el deseo de recorrer el mundo. Un deseo que aún persistía, a pesar de las decenas de años que había intentado sepultarlo con agua, comida y el mismo lugar para dormir todas las noches".  (Paulo Coelho).

 - "No se puede envejecer sin haber recogido un poco de dolor del mundo, porque es lo mismo que llegar a la vejez sin dignidad".  (Claudio de la Torre).

 - "Existe la dignidad de envejecer como se ha vivido".  (Henri Simon).

Besos y abrazos,

Don.
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