jueves, 5 de febrero de 2009

Matutino dubitativo

¡Buenos días!

Sin duda ando casi siempre sumido en las dudas, porque nada es lo que parece ni tampoco es inmutable, que no hay certezas, salvo ésta, que no hay certezas. Habrá gente que se sentirá desamparada ante tales condicionantes y se aferrará con confianza a algo seguro, a lo que ellos creen como tal, con lo que tendrán perpetuas decepciones, aunque los más ciegos ante la evidencia lo negarán (incluso tres veces, como Pedro, aunque éste se dejó arrastrar por lo que no es) y volverán a aferrarse a lo que no existe, ni se percibe, implorándole clemencia y creándose sus propios mundos de consuelo y redención. Vana ilusión.

Por lo demás, el clima ribereño sigue dubitativo, pues ni llueve ni nieva, ni tampoco nos abandonan las nubes, hoy rotas de dudas sobre el que harán, roturas por las que de vez en cuando se escapa un buen chorro de luz que nos ilumina el camino a seguir, aunque solo en nuestra mente, que no existe el camino, que como bien decía Antonio Machado: "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar".

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La duda" ("Doubt"), de John Patrick Shanley, basada en la premiada obra teatral homónima del propio director, y con Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams y Viola Davis. Esta estupenda película, de intensos diálogos y excelentes interpretaciones, se desarrolla en un colegio católico de un barrio de Nueva York durante los años 60. En él conviven, entre otros, una autoritaria e inflexible monja, una ingenua novicia que es la que siembra la duda, y un cura progre que es acusado de abuso de menores. Pero estos arquetipos no están nada claros, que cada uno tiene su lado bueno y malo, siendo muy borrosas las fronteras entre ambos, y según las circunstancias muestran uno u otro lado. La retrógada monja es de una intachable moralidad, pero justifica el fin a pesar de los medios; la novicia es todo bondad y buena fe pero se deja llevar por de donde sopla el viento; y el cura progre tiene palabras de oro pero sus aparentes actos destilan podredumbre interior.

La historia, en la que casi siempre flota una irritante tensión psicológica (el paradigma es la escena en la que suena un irritante teléfono que no se descuelga mientras se mantiene un careo entre los tres protagonistas), se debaten prejuicios, no toma partido por nada, solo muestra y nos deja, con desazonante incertidumbre, en un final sin respuesta o de difícil respuesta. Es una película que trata muchos temas y no se enreda con ellos. Se debate sobre una religión (para los que crean en ellas) más cercana a los tiempos que corren, que si no, al negar la evidencia de que el mundo cambia día a día acabarán apolillándose en un callejón sin salida, si no están ya camino de ello. También sobre la rectitud de los actos, de todos nosotros en general, pero especialmente de esos que se autoproclaman los más morales y adoctrinadores. Y en general se plantean bastantes otras preguntas sin respuesta, como sobre si puede llegar a conocerse realmente la auténtica verdad de las cosas. Como la novicia de la historia, el film nos siembra un montón de dudas y nos hace pensar ... y solo por esto ya es recomendable su visión.

Bueno, ahora para mejor convivir con la necesaria duda vital, nada como un poquito de sabiduría ajena:

- "Quien no duda, no reflexiona; quien no reflexiona, no ve, permanece en la ceguera, la perplejidad y el error". (Al Ghazali).

- "Para investigar la verdad es preciso dudar de todas las cosas". (Descartes).

- "Cree a aquellos que buscan la verdad; duda de los que la han encontrado". (André Gidé).

- "No seas siempre riguroso ni siempre blando, y escoge el medio entre estos dos extremos: que en esto está el punto de la discreción". (Anónimo).

- "Las palabras de oro van a menudo seguidas de actos de plomo". (Proverbio holandés).

- "Más interesante que lo que la gente dice es su pensamiento secreto, y esto es lo que nos importa conocer". (Maurice Maeterlinck).

- "La comisión del bien no es menos reprensible que la comisión del mal". (Plutarco).

- "El castigo del culpable es no poder ser absuelto ni por su propia conciencia". (Juvenal).

- "Es más sencillo desplazar un río que cambiarle su carácter". (Proverbio chino).

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios: