martes, 14 de octubre de 2008

Agrias disputas matutinas

¡Buenos días!

Esta mañana así han andado las nieblas y neblinas y el sol de levante, aunque sin acritud, sino de manera dulce y suave, que estamos a la vera de la ribera y no puede ser de otro modo, que por aquí no se estilan los cítricos. Al final, como casi siempre, se impuso el torrente lumínico sobre el estancamiento nebuloso, aunque quedan rescoldos en forma de finísima nubosidad que tamiza.

Este pasado fin de semana estuve en el cine viendo "Los limoneros" ("Etz limon"), de Eran Riklis, y con Hiam Abbas. Una estupenda película sobre el conflicto palestino-israelí, contada a modo de alegoría, un drama con toques de humor absurdo, en torno a la disputa alrededor de un limonar, la manzana (o el limonar) de la discordia, que como dice una canción israelí: "Los limones, ¡qué bonitos!, pero no hay quien se los coma". Nos cuenta la peripecia judicial de una obstinada y tenaz viuda palestina, dueña de un limonar al borde de la frontera entre Cisjordania e Israel, el único recurso económico que posee, que tiene la desgracia de que se le instala como vecino el Ministro de Defensa israelí, quien decide que los limoneros son un peligro para su seguridad y hay que talarlos.

Una historia sin maniqueísmos sobre la agobiante realidad de esta mujer tras la decisión de los prepotentes israelitas (el ministro se llama Israel), y que también es acosada por el fanatismo e intransigencia de los suyos. Una historia de individuos enredados en una contienda política, sin poder optar por sus propias decisiones, presionados por sus correligionarios, a medio camino entre fábula y realidad, una metáfora de la difícil convivencia de ambos pueblos, con toques de fino y sarcástico humor: las veces que aparece el retrato del difunto marido, y en las escenas del simplón centinela apostado en una atalaya mientras simultanea su guardia con un curso de educación a distancia.

Ahora, para un mejor entendimiento entre todos nosotros, nada como un poquito de conciliadora sabiduría ajena:

- "Una discusión prolongada es un laberinto en el que la verdad siempre se pierde". (Séneca).

- "Menos mal hacen los delincuentes que un mal juez". (Quevedo).

- "Los grandes espíritus siempre han encontrado violenta oposición por parte de los mediocres. Estos últimos no pueden entender como un hombre no sucumbe sin pensar a prejuicios heredados, sino que, honestamente y con coraje, usa su inteligencia". (Albert Einstein).

- "Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio". (Albert Einstein).

- "Es sin duda un mal estar lleno de defectos; pero es todavía un mal mayor estar lleno de ellos y no querer reconocerlo". (Blaise Pascal).

- "El mal que hacemos es siempre más triste que el mal que nos hacen". (Jacinto Benavente).

Besos y abrazos,

Don.
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