miércoles, 26 de agosto de 2015

Deductivo matutino sin apenas lapsus

¡Buenos días!

Es por la mañana, así que, elemental, mi querido Donato, es altamente probable que estés dentro de un mutation, matutino quería decir, ¡vaya!, un lapsus cálami, con algunos otros pequeños lapsus temporales, que no todo en mi vida son matutinos ni estoy absolutamente todos los días matutineando. Por lo demás, infiero (de mi análisis de la información de la página web de la AEMET) que hoy habrá sol radiante y hará más calor que ayer (máxima prevista de 31ºC en los madriles), situación que se interrumpirá el próximo fin de semana, como ya sucedió el pasado, con algunas probables lluvias (más cuanto más al norte).

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Mr. Holmes", de Bill Condon, y con Ian McKellen (espléndido), Laura Linney, y Milo Parker. De este director y guionista había visto dos de sus anteriores films como director, "Dreamgirls" (2006) y "Kinsey" (2004); y además otro suyo sólo como guionista, "Chicago" (2002) de Rob Marshall.

Basada en la novela "Un sencillo truco mental" ("A slight trick of the mind") de Mitch Cullin, nos muestra (año 1947) a un nonagenario Sherlock Holmes que lleva treinta años retirado, cuidando de sus plantas y abejas, desde su último y fallido caso, que trata de rememorar luchando contra sus evidentes signos de decrepitud, no sólo física sino también mental, aunque su arte deductivo siga intacto, de momento.

Una estupenda película (nota: 8) que me encantó, a pesar de algunos pequeños pesares; así que os la recomiendo. En ella se supone a un Holmes real, no de ficción, cuyas historias han sido relatadas, suavizando la realidad para mejorarla de cara a la galería, por su amigo Watson. Se enfrenta a un último caso, ya con más de noventa años de edad, en el que lucha no contra un malvado villano, sino contra su cada vez más ruinosa memoria. Está contada en tres líneas temporales, la actual, el pasado muy reciente, y hace treinta años, cuando se separó de Watson y abordó su último caso (el único fallido de su carrera), historia que trata de recordar como fue verdaderamente pues supone que Watson fantaseo en demasía en su relato escrito de ella.

Una historia sobre memoria, envejecimiento, decadencia, soledad (y soledades compartidas), juegos entre realidad y ficción, y lo buena que puede ser ésta para mitigar nuestras desgracias (eso de las mentiras piadosas), y sobre reconciliarse con el mundo tras haber hecho balance al final de nuestras vidas, que no todo es lógica, que hay que ponerle algo de sentida emoción a las cosas. Los dos pequeños pesares del film para mí: quizá le sobra la línea temporal del pasado muy reciente, y que el final del film no acabó de cuajarme del todo (ni muy lúcido ni muy lucido me pareció). Pero el tránsito me mereció la pena.

Ahora, en el brevísimo lapso entre mis reflexiones y mi adiós por hoy, algo de sabiduría ajena, que espero nos ayude a mejor discernir todo lo que nos rodea:

 - "Ha sido durante mucho tiempo mi axioma que las pequeñas cosas son infinitamente lo más importante".  (Arthur Conan Doyle).

 - "No hay nada más decepcionante que algo obvio".  (Arthur Conan Doyle).

 - "Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad".  (Arthur Conan Doyle).

 - "Probamos por medio de la lógica, pero descubrimos por medio de la intuición".  (Henri Poincaré).

Besos y abrazos,

Don.
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