¡Buenos días!
Tras las lluvias y chaparrones de ayer que, aunque lo intentaron, no consiguieron que me quedara entre las cuatro paredes de mi casa todo el día, más bien al contrario, me sacaron a disfrutar del inesperado frescor que traían, hoy abro no tanto la puerta de mi casa como una de sus paredes, toda entera, que bien podría ser la cuarta, y disfruto del sol y relativo frescor, heredero del de ayer, que hoy hace, con los 30ºC de máxima prevista por los madriles, y que vienen a verme. Como tampoco me quedo encerrado del todo en este matutino, que tan bien me cuida y mima, sin embargo, pues abro de par en par su cuarta pared para que el público que por estos lares se pase pueda también disfrutarlo.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Cuatro paredes" (2025), de Ibon Cormenzana, y con Manuela Vellés, Sofía Otero, Roberto Álamo, Elena Irureta, Ramón Barea, y Constanza Gallego. Es la primera película que veo de las de este director.
Una niña a punto de cumplir 10 años, que asiste a clases de teatro, que le encanta, pierde a su querido padre en un accidente, y su vida da un cambio drástico, pues su madre se tendrá que enfrentar al abismo de la pobreza pues pierde su empleo y está acosada por las deudas del negocio de él, que no va bien. Intenta buscar trabajo, pero no es fácil, y trata de proteger a la niña tanto de la precaria situación en la que se encuentran como de la depresión que está comenzando a invadirla. La cría se refugia de la realidad en la obra de teatro que está ensayando para final de curso, "El sueño de una noche de verano" de William Shakespeare.
Buena película (nota: 6), que empezó no gustándome gran cosa, no conectaba conmigo, ni yo con ella, pero que poco a poco me fue ganando hasta casi su final, momento conmovedor y estremecedor cuando madre e hija asumen la realidad, el principio de su sanación. Este drama social, rodado casi enteramente entre las cuatro paredes de la casa de los dos personajes principales, de la que les cuesta salir a pesar de sus pesares, nos habla del fino hilo que separa la vida desahogada de la vulnerabilidad y precariedad, y de cómo estas pueden devenir en deterioro familiar y personal (económico y mental). También del muy estrecho vínculo entre una madre y su hija, y de cómo se permutan sus roles debido a su penosa situación sobrevenida.
Ahora, toca la sabiduría ajena, y os la remarco con estas cuatro citas, espero que bien cimentadas:
- "Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes". (Lao-Tse).
- "La desdicha es el vínculo más estrecho de los corazones". (Jean de La Fontaine).
- "Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad". (Federico García Lorca).
- "Aceptar nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla es la mejor manera de adaptarse a la realidad". (David Viscott).
Besos y abrazos,
Don.
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