¡Buenos días!
La mayor parte de su ser,
eso le adeudan mis deseados y bien amados matutinos, comenzando por la noche
simulada de una sala de cine, en la que refulgen ciertos astros a través de la
pantalla, y también debido a que en la noche es cuando bullen antes de revelarse
en la siguiente mañana al resto del mundo. Por lo demás, seguimos hirviendo de
calor, a fuego más o menos lento, según los días, en este muy soleado verano en
el que luna y estrellas casi parecen calentar tanto como el sol buena parte de
las veces.
Este fin de semana estuve en
el cine viendo "Lo que el día debe a la noche"
("Ce que le jour doit à la nuit"), de Alexandre Arcady, y con Fu'ad
Aït Aattou y Nora Arnezeder. Es el primer largo que veo de este director, que
está basado en la novela homónima de Yasmina Khadra.
Poco antes del comienzo de
la II Guerra Mundial un niño de nueve años que vive con sus padres y hermana en
el campo argelino tiene que emigrar a la ciudad ya que su padre se arruina
debido a que pierde toda la cosecha. Allí, dado que no puede mantenerlo, su
padre lo deja al cargo de su hermano, prospero farmacéutico casado con una
francesa. Allí, con el amor de sus tíos, crecerá entre otros jóvenes, hijos de
colonos franceses. Ya pasada la adolescencia, aparece por allí una hermosa joven,
antigua amiga de la infancia, que se convertirá en objeto de deseo de toda la
pandilla, poniendo a prueba la amistad entre todos. Pero una promesa hecha hará
que aunque él la ame con pasión (amor correspondido), la rechace una vez tras
otra.
Una muy buena película que
me gustó, a pesar de su larguísimo metraje y algún desfallecimiento que otro de
su trama. Un clásico melodrama romántico sobre el trasfondo de la
descolonización de Argelia hasta su independencia de Francia en 1962, a través
de los recuerdos del protagonista, en la que los personajes, además de a sí
mismos, parecen representar una especie de metáfora de los sucesos históricos
acaecidos. Una historia de sueños frustrados, anhelos insatisfechos, y amores
imposibles debido a ciertos desencuentros.
Ahora algo de luminosa
sabiduría ajena, que bastante le debe a la perpetua noche craneal en la que
centellean nuestras neuronas:
- "El pensamiento no es más que un
relámpago entre dos noches, pero este relámpago es todo". (Henri Poincaré).
- "Así como de la noche sale el claro
día, de la opresión nace la libertad".
(Benito Pérez Galdós).
- "No escuches a los amigos cuando el
amigo interior dice: ¡haz esto!".
(Mahatma Gandhi).
- "Todos los días Dios nos da un momento
en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es
el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra
existencia". (Paulo Coelho).
Besos y abrazos,
Don.
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