lunes, 5 de agosto de 2013

Lo que los matutinos deben a la noche

¡Buenos días!

La mayor parte de su ser, eso le adeudan mis deseados y bien amados matutinos, comenzando por la noche simulada de una sala de cine, en la que refulgen ciertos astros a través de la pantalla, y también debido a que en la noche es cuando bullen antes de revelarse en la siguiente mañana al resto del mundo. Por lo demás, seguimos hirviendo de calor, a fuego más o menos lento, según los días, en este muy soleado verano en el que luna y estrellas casi parecen calentar tanto como el sol buena parte de las veces.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Lo que el día debe a la noche" ("Ce que le jour doit à la nuit"), de Alexandre Arcady, y con Fu'ad Aït Aattou y Nora Arnezeder. Es el primer largo que veo de este director, que está basado en la novela homónima de Yasmina Khadra.

Poco antes del comienzo de la II Guerra Mundial un niño de nueve años que vive con sus padres y hermana en el campo argelino tiene que emigrar a la ciudad ya que su padre se arruina debido a que pierde toda la cosecha. Allí, dado que no puede mantenerlo, su padre lo deja al cargo de su hermano, prospero farmacéutico casado con una francesa. Allí, con el amor de sus tíos, crecerá entre otros jóvenes, hijos de colonos franceses. Ya pasada la adolescencia, aparece por allí una hermosa joven, antigua amiga de la infancia, que se convertirá en objeto de deseo de toda la pandilla, poniendo a prueba la amistad entre todos. Pero una promesa hecha hará que aunque él la ame con pasión (amor correspondido), la rechace una vez tras otra.

Una muy buena película que me gustó, a pesar de su larguísimo metraje y algún desfallecimiento que otro de su trama. Un clásico melodrama romántico sobre el trasfondo de la descolonización de Argelia hasta su independencia de Francia en 1962, a través de los recuerdos del protagonista, en la que los personajes, además de a sí mismos, parecen representar una especie de metáfora de los sucesos históricos acaecidos. Una historia de sueños frustrados, anhelos insatisfechos, y amores imposibles debido a ciertos desencuentros.

Ahora algo de luminosa sabiduría ajena, que bastante le debe a la perpetua noche craneal en la que centellean nuestras neuronas:

 - "El pensamiento no es más que un relámpago entre dos noches, pero este relámpago es todo".  (Henri Poincaré).

 - "Así como de la noche sale el claro día, de la opresión nace la libertad".  (Benito Pérez Galdós).

 - "No escuches a los amigos cuando el amigo interior dice: ¡haz esto!".  (Mahatma Gandhi).

 - "Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia".  (Paulo Coelho).

Besos y abrazos,

Don.
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