martes, 24 de noviembre de 2009

Verdadera liberación matutina

¡Buenos días!

Por fin parece que ya la ribera se ha liberado del opresivo corsé que la atenazaba hasta bien pasado el mediodía ... la niebla, cumpliéndose ese tan cierto refrán de "mañanitas de niebla, tardes de paseo". De todas formas, sea como sea, el apoteósico otoño, cuajado de dorados y ocres esplendorosos, engalana todo lo que nos rodea, sea con niebla o con radiante sol, pues la primera nos aporta el misterioso matiz del enclaustramiento, y el segundo la desmedidamente liberadora sensación lumínica que nos da alas a cuerpo y mente. Mientras tuvimos niebla superábamos con dificultad los 0ºC, pero ahora, con el reconfortante solecito, seguro que rondaremos los 10ºC.

Supongo que os habréis dado cuenta del gran número de días que estuve ausente sin atender a mis matutinos, pero es que durante estas tres pasadas semanas me liberé del yugo laboral con unas reconfortantes vacaciones allende, muy, pero que muy allende, la ribera del Arlanzón: estuve en Vietnam. Un país que, en cuanto podáis, os recomiendo visitar. Os destacaría lo siguiente, lo que más me impresionó: el armonioso caos circulatorio, básicamente de motos, en Hanoi; los espléndidos paisajes, naturales y humanos, en Sapa; la bucólica navegación por la bahía de Halong; el precioso y recoleto casco antiguo de la ciudad de Hoian, tanto de día como de noche; los abigarrados mercados populares, tanto flotantes como en tierra, en el delta del río Mekong; y como deliciosa salsa que todo lo envolvía, la excelentísima cocina vietnamita, fusión de la china, la hindú y la francesa, todo un descubrimiento para mi paladar.

Espléndidos cocineros estos vietnamitas, cuyo popular plato nacional, la carne de perro, no probé (cosas de mis hábitos alimenticios y prejuicios mentales). Además, ¡increíble!, tomé uno de los mejores gazpachos que he probado en mi vida, un equilibradísimo gazpacho, mejor que la mayoría de los que he tomado en su cuna de origen. Por cierto, que se me olvidaba, otra cosa que me encantó fue el tradicional traje nacional vietamita, especialmente el lucido sobre las mujeres que lo llevaban puesto, tanto en sus trabajos como en los tránsitos hacia o desde ellos.

Bueno, dejémonos ya de viajes que se acabaron, toda una novedad en los matutinos, que es la primera vez que aquí los gloso, y pasemos a mi natural cinefilia. Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Celda 211", de Daniel Monzón, y con Luis Tosar y Alberto Ammann. Esta espléndida película, que os recomiendo, si conseguís superar la durísima escena de arranque, nos cuenta como un novato funcionario de prisiones en su primer día de trabajo sufre un pequeño accidente que le deja inconsciente justo en el momento en que se desata un salvaje motín carcelario liderado por un violento preso, y tiene que ser apresuradamente abandonado a su suerte por sus compañeros, lo que le obliga a adaptarse camaleónicamente cuando recupera el conocimiento.

Esta potente, visceral, intensa, llena de asfixiante tensión que te tiene cogido del cuello casi todo el metraje, con un puntito (o puntazo) de denuncia socio-política, es más que un drama o thriller carcelario, que se sale en parte de los cánones del género. En el fondo, aunque tiene elementos apuntando a diversas direcciones, es el encuentro, por azar, de dos almas gemelas, que de partida son antagónicas, y que están abocadas a la derrota, tras darse de cabezazos contra el cínico sistema.

Ahora toca algo de sabiduría ajena que ayude a liberarnos de ciertos corsés mentales:

- "El andar en tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos". (Miguel de Cervantes).

- "Si el orden satisface la razón, el desorden hace las delicias de la imaginación". (Paul Claudel).

- "En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene algo la casualidad". (Anatole France).

- "Un poco de sinceridad es cosa peligrosa, y mucha es absolutamente fatal". (Óscar Wilde).

- "Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir". (Quevedo).

- "El hombre sueña con escapar, pero no debe correr para ser libre. Si uno huye de sí mismo, su prisión irá con él". (Gustave Thibon).

- "¡Oh libertad, gran tesoro,
porque no hay buena prisión,
aunque fuese en grillos de oro!". (Lope de Vega).

- "Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria". (Jorge Luis Borges).

Besos y abrazos,

Don.
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