miércoles, 3 de diciembre de 2008

Magistral lección matutina

¡Buenos días!

Tras varios días de nevadas y temperaturas rondando el bajo cero, hoy ha subido el termómetro, aunque ha bajado, paradójicamente, la sensación térmica de confort. El caso es que hemos cambiado nieve por lluvia, el sereno y acogedor manto de armiño por la nada confortable, por lo húmedo y ventoso, gris manta de acuosas nubes. Así que, como siempre, la sabia naturaleza nos sigue enseñando que las apariencias engañan que lo que parece mejor confort térmico, por el aumento de las temperaturas, no siempre es así, que hay otros factores que influyen y a los que, a veces, no prestamos demasiada atención, como el grado de humedad, la intensidad del viento, etc., que modulan la simple relación anterior. No nos dejemos engañar, y comprobemos por nosotros mismos que lo que parece no siempre es.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una película alemana que, desde ya, os recomiendo encarecidamente que vayáis a ver, por la magistral lección que nos imparte, lección que puede que nos suene a sabida, pero que siempre conviene repasar ... por si acaso ... que la memoria es poco fiable, menos cuanto más alejada en el tiempo está de los hechos. Se trató de "La ola" ("Die Welle"), de Dennis Gansel, y con Jürgen Vogel. Está basada en unos hechos reales que ocurrieron en un instituto norteamericano de secundaria en los años 60, pero trasladados a un instituto alemán en la actualidad, en los que un profesor, como actividad escolar y dado el aburrido tema que tratan, la autocracia, decide poner en práctica en su clase los postulados autoritarios de una dictadura para que lo aprendan mejor y para comprobar si es posible que hoy en día se repitan hechos como los de la Alemania nazi. El problema es que el experimento se fue de las manos y tuvo que ser suspendido al quinto día por el fervor con el que se lo tomaron buena parte de los alumnos. Insisto, esto sucedió en la realidad.

La película, espléndida y demoledora, debería de proyectarse en los institutos a modo de lección magistral. Nos habla de la educación de nuestros hijos (por parte de los docentes y de los padres), de totalitarismo, de presión y coacción grupal, de violencia, de sectarismo excluyente ... y de lo cerca que lo tenemos, que cualquiera de nosotros puede ser presa fácil de sus simples y alienantes postulados, que el fascismo está acechando tras cada esquina y a poco que se den las condiciones adecuadas volverá a prender, si no lo hace ya constantemente a pequeña escala. Habrá que estar en continua alerta si no queremos repetir los mismos errores una y otra vez.

Bueno, ahora un poco de sabiduría ajena, a modo de elementos con los que conformar una lección magistral de la vida, y que nos ayude a superar con bien los embates, las oleadas que la vida nos depara:

- "La sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos, como todos los padres que no educan a los suyos". (Concepción Arenal).

- "Al que no aprende con los padres, le enseñará el mundo". (A. da Silva Costa).

- "Nuestra juventud es decadente e indisciplinada. Los hijos no respetan ni escuchan ya los consejos de sus mayores. El fin de los tiempos está cerca". (grabado caldeo en piedra, año 2000 a.C.).

- "Nuestra juventud gusta del lujo y es maleducada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos". (Sócrates, años 470-399 a.C.).

- "Si tanto me alaban será por alabarse a sí mismos, pues al alabarme dan a entender que me comprenden". (Aristóteles).

- "Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Enseguida vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Después vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos, y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron a por mí, pero ya es tarde, pues no quedaba nadie que dijera nada". (Martin Niemöller).

- "El hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar". (Voltaire).

- "El cerebro humano tiene cierta semejanza con una máquina de acuñar moneda: si en vez de oro echas en ella metal impuro o escoria, no tendrás jamás una moneda de ley aunque dicha máquina funcione con perfección". (Santiago Ramón y Cajal).

Besos y abrazos,

Don.
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