domingo, 28 de noviembre de 2010

Fantasmas matutinos

¡Buenos días!

Esta muy fría mañana de otoño madrileño se me aparece como una esplendorosa visión, en la que el viento apenas ulula, de fulgurantes ocres y amarillos esparcidos por los no demasiado abundantes árboles de la ribera de la Castellana (por comparación con los de la ribera del Arlanzón, que me queda lejos). Si además hubiese niebla, la visión aún sería mejor, por esa sensación de misterio que aportan las nubes bajas. De todas formas hay nubes, altas, inalcanzables, como esas apariciones típicas de estos matutinos, mis hadas y ninfas, hoy lejanas a mí en esta soledad mañanera de domingo.

Este viernes noche estuve en el teatro viendo "Con derecho a fantasma" ("Questi fantasmi!"), una obra de Eduardo de Filippo escrita en 1946.

Una matrimonio con problemas (económicos y amorosos) se muda a un viejo edificio que tiene fama de estar habitado por fantasmas. El alquiler les sale gratis durante 5 años con la condición de hacer ostentación de que en el edificio no hay tales fantasmas (fracasaron los innumerables inquilinos anteriores) y la mansión es habitable. Con la coartada de los fantasmas, el portero de la finca roba a los inquilinos todo lo que le place, y el amante de ella entra y sale de la casa a su antojo porque el marido cree que es un fantasma que solo puede ver él. El "fantasma" deja dinero "escondido" por la casa para que el matrimonio pueda seguir viviendo en ella.

El protagonista, ¿cree en los fantasmas, o acepta la situación por su conveniencia? ... no llega a saberse. Esta obra, en la que la comicidad está en los equívocos que produce lo sobrenatural, nos habla de la capacidad de fingir ante los demás y de engañarnos a nosotros mismos para tratar de encubrir nuestras propias miserias. No me gustó gran cosa, salvo algunos momentos, escasos, de comicidad que sí que me hicieron reír, y otros, también escasos, de reflexiones sobre el matrimonio.

Ahora, algo de sabiduría ajena para tratar de vislumbrar las fantasmadas con las que la vida nos trata de envolver:

- "La soledad es peligrosa: cuando estamos solos mucho tiempo, poblamos nuestro espíritu de fantasmas". (Guy de Maupassant).

- "Meter mucho ruido a propósito de una ofensa recibida no disminuye el dolor, sino que acrecienta la vergüenza". (Giovanni Boccaccio).

- "Piensa que la intimidad y el secreto hacen las relaciones fuertes; cuando se está seguro de que lo que ocurre no ha de contarse se llega al límite. Las historias se debilitan cuando son conocidas. Si se mantienen en el misterio, solo compartido por dos protagonistas, vivirán siempre". (Raúl del Pozo).

- "Toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo". (Frédéric Chopin).

Besos y abrazos,

Don.
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