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lunes, 23 de junio de 2025

Matutino que sueña, sin abatimiento

¡Buenos días!

Ya me gustaría a mí no vivir inmerso en esta calorina veraniega de mierda y poder evadirme de ella, no solo mentalmente, cosa que ya trato de hacer, sino ser ave migratoria que bate sus alas sin abatirse en busca del mejor clima en cada momento. Pero lo que hay es este día de verano en el que la mínima es de 23ºC, de lo más insomnes, y la máxima prevista será de unos 36ºC. ¡Me cago en...! Bueno, como casi siempre, intento refugiarme en mis seminales matutinos donde eyaculo mis más o menos locos desvaríos.

Este pasado fin de semana estuve en el cine viendo "Léolo" (1992), de Jean Claude Lauzon, inspirada libremente en la novela "L'avalée des avalés" (1966) de Réjean Ducharme, y con Maxime Colin, Ginette Reno, Julien Guiomar, Pierre Bourgault, y Giuditta del Vecchio. Es la segunda y última película (de largometraje) de su director, quien falleció en accidente aéreo pocos años después. Afamada película, de esas que se dicen de culto, obra maestra para algunos, que no vi en su momento.

Léo Lauzon (alter ego del director), que se hace llamar Léolo Lozone, porque cree que no es hijo de su padre, sino que su madre fue fecundada por un tomate procedente de Italia que contenía espermatozoides de un labriego siciliano, es un niño preadolescente que vive en un mísero suburbio de Montreal en los años 60 con su extravagante familia (padres, hermanos y abuelo), bastante perturbados aunque buena gente, en un sórdido ambiente, tratando de evadirse de esa locura, sin terminar de conseguirlo, gracias a su desbordante imaginación, leyendo los escasos libros que caen en sus manos y plasmando sus fantasías en un diario, mientras se consume por el amor hacia su vecina siciliana, algo mayor que él.

Película que me descolocó (nota: 5), muy original desde luego, de esas que por un lado muy bien y por el otro ¡puf! Se me quedó a medio camino de ninguna parte o no la entendí ni pude entrar en su juego. A veces con sus imágenes, a veces mediante la voz su narrador en off, nos relata a través de una lente que distorsiona, con crudeza y sordidez, a la par que de modo lírico, la realidad y fantasías de su protagonista, que se abstrae del grotesco mundo en su particular mundo alternativo donde deforma, todavía más si cabe, su realidad a su antojo, y que repite, cual mantra reiterado múltiples veces, el que podría ser el leit motiv de la película: "porque sueño yo no lo estoy" (hundido, loco).

Bueno, llegó el momento de todo matutino que se precie, sueño hecho realidad, en el que la sabiduría ajena nos enseñe algo de este mundo, con estas citas... leedlas:

 - "Prefiero una locura que me entusiasme a una verdad que me abata".  (Christoph M. Wieland).

 - "Si no somos felices, nos liberamos recordando, imaginando".  (Réjean Ducharme).

 - "Puede afirmarse que el hombre feliz jamás fantasea, y sí tan sólo el insatisfecho. Los instintos insatisfechos son las fuerzas impulsoras de las fantasías, y cada fantasía es una satisfacción de deseos, una rectificación de la realidad insatisfactoria".  (Sigmund Freud).

 - "Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar".  (Antonio Machado).

Besos y abrazos,

Don.

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