¡Buenos días!
Quisiera yo que no hiciese tanto calor, tal vez mañana la realidad meteorológica acceda en parte a mis deseos, pero el caso es que tras una sudorosa noche, con mínima esta mañana de 23ºC, y una máxima prevista para hoy por los madriles de 37ºC, no me quedará otra que imaginar que estoy en las cercanías del círculo polar ártico para refrescarme al menos idealmente. Es posible que esta tarde caiga una buena tormenta. Quisiera ser yo uno de mis matutinos, pero no hace falta que lo sueñe ni anhele, que ya estoy en uno de ellos, y viceversa, así que tendré que aplicarme, tecla a tecla, en que no se me desmorone todo su imaginario tinglado.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Lo que quisimos ser" (2024), de Alejandro Agresti, y con Eleonora Wexler y Luis Rubio. De este director argentino tan solo había visto una de sus anteriores películas, "El sueño de Valentín" (2002).
En Buenos Aires, en 1998. A la salida de un cine en el que echan un ciclo de clásicos hollywoodienses, una mujer y un hombre, cincuentones, comienzan a hablar y deciden seguir haciéndolo en un bar cercano. Allí acordarán no contarse nada de sus vidas reales sino charlar sobre aquello que alguna vez quisieron ser (astronauta él y escritora ella), convirtiéndose en otras personas mientras están juntos, en personajes de una ficción que van construyendo cada jueves que se encuentran en el mismo local por un par de horas. Poco a poco se irán enamorando, sin querer que afloren sus mutuos sentimientos (muy evidentes), aunque pequeños deslices involuntarios (o voluntarios) en los que sus respectivas realidades se cuelan podrían hacer que su burbuja de ficción se pudiera desinflar, lo que es enmendado rápidamente por ambos, para que su peculiar relación no se rompa.
Buena película (nota: 6) que, a pesar de algunos altibajos, es bonita y muy agradable de ver, calmada, hecha a base de charlas y más charlas, y algunas disquisiciones (en ambas acepciones) y poco más. Suficiente para pasar un buen rato en el cine sin mayores consideraciones, que muchas veces no hace falta más. Romántica historia de amistad y amor, a veces bordeando el desencanto, de soledades que devienen en buenas compañías, de amores posibles en la ficción e imposibles en la realidad, tal vez por miedo al compromiso, y de cómo la imaginación y la fantasía de historias que nos contamos y nos cuentan puede ayudarnos a mejorar nuestras vidas.
Ahora quiero un poco de sabiduría ajena, con estas citas que no imagino, pues de hecho son... estas:
- "Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser". (Lao-Tse).
- "Cada quien es lo que es y ya. Lo interesante es ver qué pasa cuando entramos en contacto con alguien que nos pone en duda y sin embargo sabemos que nos hace falta. Y que nos hace falta porque nos niega". (Carlos Fuentes).
- "Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer sólo su mera presencia". (Milan Kundera).
- "Nos equivocamos a menudo en el amor, a menudo herido, a menudo infeliz, pero soy yo quien vivió, y no un ser ficticio, creado por mi orgullo". (George Sand).
- "Una ilusión eterna o que por lo menos renace a menudo en el alma humana, está muy cerca de la realidad". (André Maurois).
Besos y abrazos,
Don.
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