martes, 26 de noviembre de 2024

Matutino aprisionado

¡Buenos días!

Amanece, pero no se ve el sol, encerrado entre mucha y densa nube gris, y a pesar de esa manta se va notando que va haciendo cada vez más frío, y más que hará cuando se retire la cobertura, la cobija que de momento lo hace. La máxima prevista para hoy por los madriles será de 10ºC. Y con el sol que no veo, asomo yo también de la reclusión, voluntaria, a la que me he sometido con agrado para perpetrar este matutino, a mano armada... de dedos aporreando teclas inmisericordemente hasta conseguir que suelten todo lo que tienen, que canten al sincopado ritmo del teclado pulsado, por mucha dulzura que trate de poner en la tarea.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Borgo" (2023), de Stéphane Demoustier, y con Hafsia Herzi, Moussa Mansaly, Louis Memmi, Michel Fau, Pablo Pauly, y Florence Loiret Caille. Es el cuarto largo de este director francés, de quien había visto su anterior más reciente, "La chica del brazalete" ("La fille au bracelet", 2019).

Una joven funcionaria de prisiones, diligente y amable, llega destinada a Borgo, la cárcel de Córcega. Viene desde París con su marido y dos hijos pequeños. Le cuesta adaptarse a los hábitos de su nuevo centro de trabajo (prisión en régimen abierto), y también a la peculiar idiosincrasia de los lugareños, surgiendo problemas con sus nuevos vecinos. En la prisión se encuentra con un preso, al que conocía del anterior centro penitenciario en el que trabajó, quien le tiene aprecio y la ayuda, a su manera y con su red de amistades, a integrarse en esa sociedad, así que ella se siente en la obligación de devolverle el favor. Por otra parte, dos personas han sido asesinadas a tiros en el aeropuerto de la isla, y la policía investiga, con la hipótesis inicial del ajuste de cuentas entre bandas mafiosas.

Muy buena película (nota: 7), carcelaria y de investigación policial, diferente, que me gustó especialmente por su tono y modo de narrar, alternando dos líneas temporales que confluyen al final, la historia de cómo alguien con una vida normal acaba enredado en el crimen; y lo hace sin juicios morales, con misterio, generando cierta inquietud, moviéndose en la turbiedad, manteniendo la tensión... y mi atención.

Pues llegó el momento de la sabiduría ajena, con estas citas que saco a su patio de recreo, para que vuelvan a ver la luz desde donde pudieran estar recluidas:

 - "Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión".  (José Ortega y Gasset).

 - "¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que está el alma metida!".  (Santa Teresa de Jesús).

 - "¡Oh libertad, gran tesoro,
porque no hay buena prisión,
aunque fuese en grillos de oro!".  (Félix Lope de Vega).

Besos y abrazos,

Don.

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